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¡Si no te gusta te mandai cambiar!, frase característica con que el capataz mandatado por el patrón de fundo acostumbraba a llamar la atención a los inquilinos cuando estos intentaban establecer algún reclamo, ahora cuando alguno de estos inquilinos mantenía el reclamo, la frase era, ¡ya pescaste tus cosas y te mandai cambiar!, la situación que narro, característica de un sistema heredado del feudalismo europeo, se dice, ocurría hasta hace algún tiempo en Chile.
Quise partir con el párrafo anterior a modo de referencia, esta semana he participado en actividades de defensa de trabajadores INE desvinculados a nuestro juicio injustamente, dado que ellos tienen una trayectoria laboral de excelencia de acuerdo con las calificaciones de desempeño que han obtenido durante el tiempo que han permanecido en esta institución.
En la justificación de notificación de no continuidad (eufemismo de despido en la administración pública), prima un informe particular emitido por la jefatura de los afectados. A mi juicio con esta práctica se invalida el instrumento que que posee la admiración publica para clasificar a sus funcionarios según su desempeño, de acuerdo a lo estipulado en el Reglamento Especial y General de Calificaciones, contenido en Decreto N° 511/1988 del Ministerio de Economía, Fomento y Turismo, y Decreto N° 1.825/1998 del Ministerio del interior. Con esto los jefes de departamento y subdirectores tienen la facultad para decidir la continuidad o no de los funcionarios INE. Ahora si alguna de estas jefaturas careciese de criterio y capacidad suficiente para reconocer a los trabajadores como personas sujetas de derechos, podría constituirse como un verdadero capataz de patrón de fundo, ¿Quién será el patrón en este caso?
Parece que involucionamos, ¿estaremos volviendo a lo que ocurría hasta hace algún tiempo en Chile?
Es grave la cosa, ¿significara en algunos casos, que además de desempeñar correctamente las funciones asociadas a nuestros cargos, tengamos que mantener actitudes serviles a nuestras jefaturas?, grave la cosa, no solo vulnera derechos, también se vulnera la dignidad de las personas.
Ojo; que, si no nos gusta, ¿nos tendremos que mandar a cambiar?; si no agradamos al jefe, ¿también, tendremos que pescar nuestras cosas?, y ya saben.
¿Qué hacer frente a esto?, propongo, que cada uno de nosotros tome conciencia de que esto no es permisible, que nos reconozcamos como trabajadores dignos y dotados de derechos, perder los miedos, actuar con solidaridad, rebelarnos, organizarnos, y exigir respeto.
Claudio Olivares Concha Director ANFINE Delegado ANEF
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